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miércoles, enero 23, 2013

Continuación Heredada


        Vengo comprometido ya desde hace 6 años con la cocina y sin lugar a dudas una de las que mas me ha llegado al corazón es la gastronomía de mi país la cual hoy en día a sido valorada un poco mas de lo que fue en otros años.. parte de lo que ha sido este acople de mi persona con lo que es este oficio porque no es mas que eso la cocina es un oficio con el que debemos lidiar todos los días muchas veces conviviendo con caídas, quemaduras, gritos, presión, arranques de adrenalina, monotonía, etc..

El echo es que me vi conectado con esa idiosincrasia de lo que es nuestros fogones venezolanos llegue a ayudar a mi madre muchas veces en cuanto a lo que cocina se respecta tanto como al frente del fogón como al momento de ir al mercado y conocer empíricamente lo que son costos y administración de los productos que en su mayoría se comprendían en productos venezolanos. 

Todo empezaba los domingos al visitar el mercado municipal un lugar que para muchos es una locura para mi es como escuchar una sinfónica algo única tanto de sonidos como también olores y el típico andar en un lugar que para muchos es tan anti-higiénico pero sin lugar a dudas para mi sin querer mi madre me estaba creando lo que hoy en día amo hacer y se creo una dinámica casi que familiar por el caso de lo que contemplaba el día pasando por el carnicero que le vendía la buena carne al buen precio, los vendedores de papas con sus elocuentes chistes para saludar, la señora de las especias con el olor acentuado al comino el cual era uno de los principales que eran tomados por mi como parte del anaquel de ese carrito tan pequeño que regresaba repleto de sobrepeso, los chinos y sus abastos donde surtían un neceser para el resto de la semana, el señor de los pollos, los quesos frescos en potes chinos para comer con las deliciosas arepas y un par de aguacates que completaban el relleno para esa noche o la mañana siguiente, los niños vendedores de bolsas, los chamitos con las carretillas bulliciosas con rolineras de gandolas como ruedas para hacer viajes, los vendedores de pescado con su acento peculiar que solo mi vista daba para tratar de leerle los labios y reírme, la manera como seleccionaban los mejores pescados y ofrecer la calidad tanto de servicio como de productos. 

Todo esto quedaba resumido en diversos preparaciones de parte de mi madre como la pasta con carne molida, que no es mas que una pasta a la bolognesa, que para muchos de los que piensan que no es así, es un plato venezolano, que desde luego influenciado por el lado italiano pero el cual adoptamos y arropamos como parte de nuestro recetario con las diversas especias y olores de nuestro país como el caso del sofrito venezolano (ají dulce, cebolla, cebollín y tomate) como lo preparaba mi madre para ese plato, el cual me lleva a esos años cuando compartía con ella en la cocina y hasta el sol de hoy cuando lo estoy cocinando o me preparo ese plato, me tele-transporta a aquellos años. El clásico lenguado de res con una salsa parecida a la del asado de muchacho redondo, en aroma pero tan compleja en sabor que solo con mi padre es que puedo revivir esos sabores hoy en día y esa maravilla que al menos una vez al mes nos cocinaba mi madre para rendirle merecidos agradecimientos por lo deliciosos que siempre quedaba y aun recuerdo en mi memoria gustativa. Las albóndigas de carne, el pabellon criollo con las caraotas con azucar, el bistec encebollado, la carne guisada con papas y zanahorias las cuales confecciona hoy en día de muy buena manera mi padre y no dejo pasar desapercibido cuando estoy con el hago las compras para comer alguno de esos platos. 

Hoy agradezco a mi madre haberme presentado ese complejo mundo que me presento sin querer de como lidiar y estirar un presupuesto tan apretado y que sin estudios de costos los manejaba muy bien debido al conocimiento empírico de los precios por zonas de ese gran pequeño lugar llamado mercado ya que sabia estar en el momento adecuado y volver a casa solo con lo mas justo y necesario para toda la semana ya que todos los domingos volvía a ese rincón de puerto la cruz que muchos conocen pero pocos visitaban para hacer malabares nuevamente con el presupuesto... desde ese momento hoy en día me doy cuenta que mi madre hacia el trabajo de un cocinero de manera natural al momento de estar en la cocina muchas de las bases era ese sofrito, el sazón con las diferentes salsa comprendidas mayormente de esa base de sofrito, salsa inglesa, salsa de ajo, alcaparras, aceitunas, pasas, plátanos y un montón de otras que prefiero resaltar las mas importantes que hicieron de mi una vivencia única en aquellos años. Desde la manera como me recitaba el uso de los utensilios como era el caso de la vieja cuchara de madera que aun vive en casa con tantas recetas y el aroma a sus preparaciones hasta el budare "curaito" con el pasar de tantas arepas echas en el.. 

Desde aquellos momentos cuando veo atrás esos años en los cuales la mayoría de las veces me encontraba metido en la cocina hoy en día es el lugar de la casa que mas disfruto y en el cual paso mas tiempo que en cualquier otro rincón de una casa o bien sea en donde trabajo y estudio.. Fui educado de una manera única y valoro que siempre recordare a mi madre en muchos ambientes porque esta metida en muchas de las preparaciones, guisos, visitas al mercado y el típico trajín de este país que me recuerda a mi adorada viejita cada vez que estoy en la cocina de mi amada Venezuela. Esa misma herencia la tenemos miles de venezolanos los cuales debemos luchar por tener un lugar en el mundo reconocido por nuestros platos y por nuestras raíces pero debemos amar primero a lo nuestro y creer en ello como para poder lidiar con ello y poder ser vistos con respeto, confianza y un punto seguro de viaje de miles de turistas y fanáticos al mundo de la cocina. 

P.D: Una herencia plantada ayer, hoy sera cosechada para ser recolectada en un mañana.

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